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Hoy es un buen día para ser campeona

Con tan solo 5 años, Maria Fernanda Timms se puso unos patines, sin saber que encontraría lo que hoy es el eje de su vida. Sobre ellos ha conocido la pasión, la resiliencia y la amistad, pero también la frustración y la derrota.

 

 

 

 

 

 

Desde el primer día, el patinaje y María Fernanda estaban destinados a cruzarse. Todo comenzó en una calle de Santa Marta, en la que vio a una niña patinar frente a su casa. Así se despertó su fascinación y el deseo de ir de un lado a otro en sus propios patines. No tardó en suplicar a sus padres que le compraran unos. A pesar de los temores a los peligros que podrían terminar en un hueso roto o en el hospital, ellos cedieron y, sin saberlo, firmaron el inicio de una historia sobre ruedas.


Mafe disfrutaba de su regalo en el Polideportivo de Santa Marta cuando un hombre se acercó a su madre y le hizo una pregunta: “¿Cuánto tiempo lleva patinando su hija?” Sin más, ella contestó que ese era su primer día, por lo que éste le extendió una invitación, ya que era dueño de una escuela de patinaje y había visto algo de talento en la pequeña. Mafe dice que tal vez aquel señor solo quería una adición más a su escuela, pero lo cierto es que el patinaje brillaba en ella y todos se daban cuenta, incluso sin saber que iba a convertirse en una campeona mundial.


María Fernanda ganó a los 5 años su primera competencia oficial organizada por la Liga de Patinaje del Magdalena. Compitió en la categoría infantil con deportistas de diferentes municipios del departamento y, aun así, se llevó la victoria. Pero, un día, durante los campeonatos de la Federación Nacional de Patinaje, empezó a sentirse algo distante del deporte, pues fue duro para ella encontrarse con la derrota. “Ser el número 20 cuando premian a los tres primeros es duro”, confesó. Por suerte, la historia no terminó ahí.  Mafe regresó para demostrar que era la mejor. A los 8 años ganó su primera competencia nacional y, un año después, su primera internacional en Francia. Entre los 12 y 14 años, llegó a la cima con tan solo la ayuda y el dinero de sus padres, quienes financiaron su sueño con fe y amor inquebrantables.


Mafe ha superado muchas barreras, entre ellas la falta de apoyo económico de parte de entidades oficiales como el Ministerio del Deporte y las secretarías distritales, quienes deberían establecer programas y planes para todos los deportistas en Colombia, desde el más pequeño hasta el más grande. La motivación es clave, pero no paga las cuentas, y por eso, muchos talentos quedan atrás. La Federación apoya desde la clasificación juvenil, pero quizá debería hacerlo antes. Además de eso, no podemos olvidar que el deporte sigue siendo un espacio dominado por hombres y que, por consiguiente, los favorece. Debido a la violencia de género, las deportistas en todo el mundo se enfrentan a diferentes retos como la desigualdad, al acoso y el poco reconocimiento. “Nosotras entrenamos mucho, por lo que tenemos más masa muscular y cuerpos atléticos. Esto nos ha expuesto a comentarios y a piropos pasados de tono. Yo he tenido que poner límites”, afirma María Fernanda. No obstante, este límite debería existir en cualquier espacio, sin necesidad de tener que reclamarlo. Estos comportamientos perpetúan la idea errónea de que el acoso es una consecuencia inevitable motivado por la apariencia física de la mujer, y no como producto de un problema estructural de nuestra sociedad. 
 

Entrevista con María Fernanda Timms
Por Luisa María Marín, estudiante de La Sabana.
Editado por JCDN Consulting.

 

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María Fernanda Timms con su medalla de oro en el Campeonato Mundial de Patinaje de Velocidad en 2021.

Mafe llegó a la Selección Colombia, enfrentó la banca en su primer mundial en Barcelona, se desquitó en campeonatos nacionales, acumuló medallas de oro y nunca dejó de entrenar, ni siquiera en pandemia, cuando tuvo que hacerlo sola en casa. Pasó horas preparándose y practicando, levantándose temprano a entrenar hasta agotarse.


Sin saberlo, la gloria avanzaba hacia ella, lista para sorprenderla en el momento de la verdad: el 8 de noviembre de 2021, el día en que ganó el Campeonato Mundial de Patinaje de Velocidad en Línea que se llevó a cabo en Ibagué, Colombia.

En una competencia previa al gran día, María Fernanda quedó en segundo lugar, apenas a un par de milésimas detrás de su contendiente, quien provenía de Taipéi, China. Fue seleccionada para la prueba aleatoria de dopaje y eso la mantuvo despierta hasta poco después de la medianoche, cuando recibió la noticia de que competiría de nuevo al día siguiente. Se levantó lista para demostrarle al mundo entero de lo que estaba hecha. Mafe había estado lesionada, y el dolor era insoportable cuando se vendaba cada mañana antes de patinar. Pero, aun así, se las arregló para darlo todo en la pista. Al salir de su habitación, no pensó en el dolor. Se cruzó con un espejo, le sonrió a su reflejo y se dijo a sí misma: “Hoy es un buen día para ser campeona”.


La familia de Mafe y miles de personas estaban viéndola cuando, finalmente, cruzó la meta. Podía escuchar los gritos, ver el orgullo con el que sus compatriotas ondeaban la bandera, gritaban y lloraban felices por ella, por su triunfo y por su país. Recibió su medalla y, con una sonrisa orgullosa en su rostro, dejó que las lágrimas cayeran de sus ojos cuando el himno de Colombia, el himno de la campeona mundial, resonó por los parlantes. Afirma que nunca ha vuelto a escucharlo igual.

Colección de trofeos

“Hoy es un buen día
para ser campeona.”

Aquel día en el que ganó sigue vivo en cada una de las victorias de Mafe, que se ha enfrentado a la pista, a sus miedos y a sus fracasos, haciéndoles frente con la misma disciplina y constancia que la llevaron a la cima. Convirtió los momentos de incertidumbre en fortalecimiento y se enfrentó a su propia mente, quien trató de hacerla dudar de su pasión. Maria Fernanda es una mujer que nos inspira a continuar, a ser constantes y a vencer la voz que nos incita a rendirnos. 

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